viernes, 25 de marzo de 2016

Por amor al pueblo se da y se aprende.
Dimensión de Educación Originaria (DEO-UNITONA)
17-03-2016 

“Joven: Da testimonio  de que Jesús está vivo. Pregúntale lo que quiere de ti y se valiente. ¡Pregúntale! Si Sabes decir  “si” a Jesús,  entonces tu vida joven se llena de significado y será fecunda”. Papa Francisco.

La juventud  a pesar de ser un estado fisiológico, una etapa de vida, un momento en el paso de la humanidad o un instante en el proceso de crecimiento y desarrollo del ser. Es también un momento de contrastes, armonías, encantos y desencantos por parte de los miembros que se encuentran en esta etapa.

Por un lado está lo que yo quiero (lo que es muy mío, mi espacio, mis cosas, mis…) y por el otro es lo que el grupo social requiere de mi (lo que debes de hacer, las responsabilidades, los compromisos, las tareas, lo que hay que hacer…). En ocasiones logramos dimensionar lo inmediato de esta necesidad mía por vivir y ser, pero se pierde de vista lo que debo hacer para nosotros, porque lo que hago por todos tiene una trascendencia del presente hacia el porvenir.

Por eso, la juventud es la etapa en la que hay una capacidad de movilizar, impulsar, emprender, significar re significar, criticar y asumir lo que se va percibiendo, diciendo y reflexionando. Es el momento en el que se tiene el caos ordenador, el conflicto  conciliador, los gritos y los silencios, las emociones a flor de piel, los anhelos y las ilusiones. Es donde la fe se enraíza o se desprende de la existencia.

Por eso es sumamente importante sensibilizarnos sobre este proceso de vida, ya que se cuenta con la fortaleza suficiente para impulsar, y además se tiene, la vulnerabilidad ante los falsos discursos que ofrece el proyecto de muerte.


Donde estamos situados

“Siempre prontos  para dar razón de vuestra esperanza a todo el que nos la pide”.

Nos encontramos en una situación histórica, social, económica, ecológica, humana y espiritual que muestra los síntomas de la enfermedad llamada indiferencia, apatía, desinterés, irresponsabilidad, ignorancia, discriminación, opresión, marginación, criminalización, despojo, robo, mentira, enajenación, individualización, aislamiento etc. Males que en la historia de nuestros antepasados se ha vivido de diferente modo  y en diferentes circunstancias, pero que se nos están tratando de inducir desde un discurso de normalización. Se nos trata de inculcar la falsa idea de la juventud (esa que solo es desechable, desagradable, molesta, incomprensible y tantos apelativos que el sistema colonial ocupa para legitimar y legalizar sus atrocidades), mientras que por otro lado es la hermosa expresión de nuestros  y nuestras compañeras que desde su diversidad nos expresan, cantan, gritan, bailan, debaten, cuestionan y sobre todo asumen el proyecto de hacer, de compartir, de aportar, de recrear… el proyecto de vida.

Se tiene por un lado la crisis de los valores, ya no se entienden como antes los principios de respeto, apoyo, solidaridad, colaboración, amor, equidad, tolerancia... Estamos palpando la crisis de las estructuras:  familiar como núcleo formador debido a que se tiene matrimonios jóvenes que se han separado por la incomprensión entre la pareja, migración de papá y mama para trabajar dejando encargados a los hijos e hijas,  madres y padres solteros que están asumiendo los roles paterno y materno, hay huérfanos - huérfanas dejadas  abandonados o abandonadas por el temor (de los progenitores) de asumir la responsabilidad que ha implicado engendrar una vida o vidas,  papá o mamá que no están dispuestos a asumir el momento que viven y siguen reproduciendo una vida de búsquedas dejando descobijados a los hijos e hijas; el estado en sus expresiones institucionales las cuales reproducen un esquema de sobajamiento, elitismo, chantaje, lucro, descalificación, mentira y cinismo.

Nuestra sociedad ha sido inducida a esta fiebre por tener y no por dejar ser. En esta fiebre  está trastocando:

1.  

Nuestra madre tierra, la cual nos mantiene y aporta los recursos indispensables para la vida en su conjunto. Es ella la que nos abraza en la vida y en la muerte.
2.    Nuestra vida común, que son las actividades diarias que nos dan un sostén ideológico y amarre social desde: las faenas, las charlas vespertinas, los momentos de juego, las mayordomías, las danzas, los servicios, las historias locales, nuestras palabras propias, los rezos en las casas, el teatro, las películas compartidas, los espacios de estudio, las pintas, las siembras colectivas, las participaciones en gestos culturales, las visitas, las tocadas, los bailes y más...
3.    Las ideas que sostuvieron una época ahora ya no son vigentes del todo porque han sido manoseadas por la demagogia, algunas de ellas: la democracia, la libertad, el acuerdo, la patria, la unidad, el desarrollo, la superación, la fe verdadera, la autoridad, respeto. Ahora buscamos lo que nos tome en cuenta desde nuestra existencia, escucharnos para consensar, decirnos los argumentos que nos oriente, el amor por ti, ¡mi vida!.

Y en todo esto, ¿la juventud qué? ¿Qué hacen los y las jóvenes?, podrá ser una pregunta que nos hagamos.  Ante esto la juventud ha sido  olvidada, dejada a su suerte desde una aparente idea de “separación para dejar ser” pero sin el cuidado de acompañar y orientar este proceso de vida. Por eso es importante concientizarnos y asumir que nosotr@s jóvenes, encarnamos esta juventud. Nosotros somos la juventud de las naciones y de la sociedad, la juventud de cada familia y de toda la humanidad. Nosotros  somos la juventud de la Iglesia”. Esto nos requiere una apuesta por este proyecto de vida, el proyecto por la juventud.


¿La juventud qué? ¿Qué hacen los jóvenes?

Precisamente les perdimos la pista a estas generaciones que están padeciendo, luchando, confrontando, reflexionando, gritando, pidiendo, llorando, desquebrajando, reconfigurando y re significando este proceso socio-histórico-cultural, vivir.

No te salves[1]
No te quedes inmóvil
Al borde del camino
No congeles el júbilo
No quieras con desgana
No te salves ahora
Ni nunca
No te llenes de calma
No reserves del mundo
Solo un rincón tranquilo
No dejes caer los parpados
Pesados como juicios
No te quedes sin labios
No te duermas sin sueño
No te pienses sin sangre
No te juzgues sin tiempo…

Es  nuestra juventud… las pulsiones y sensaciones, fe constante, esperanza en lo adverso, la alegría,  vida en fiesta, compañerismo, compartir el ser, de-mostrarse tal cual con las crisis en la vida y las promesas por realizar. La juventud es la riqueza de descubrir  y a la vez de programar, de elegir, de prever  y de asumir como algo propio las primeras decisiones. Tan hermoso momento rodeado de tantas experiencias que por un lado orientan y por el otro confunden para que el sujeto se valla narrando en la cotidianidad.

¿Qué debemos hacer para tejer la bondad entre nuestros semejantes, sin esperar los títulos? ¿Cómo estamos empleando los bienes terrenos para el servicio de nuestros semejantes más jóvenes, mostrándoles el reino de nuestro Padre Madre vivo? ¿Qué he de hacer para que mi vida tenga pleno valor y pleno sentido? Es importante reconocer que el hecho de que yo sea portador de la bondad  reafirma el testimonio de Jesús.

La juventud y el servicio.

No perdamos la esperanza  de encontrarnos todos y todas firmes y confiadamente comprometid@s en realizar la justicia y trabajar por la paz en los diversos ámbitos.  La paz es el don de Dios, pero confiado a todos los hombres y a todas la mujeres, llamados a llevarlos a la práctica. Papa Francisco.

Por eso la fuerza de la juventud, así como la sensibilidad de la niñez, son más, que un estado físico, emocional, psicológico. Es un estado espiritual que debemos de mantener. No debemos de dejarnos agobiar por este proyecto de muerte que nos niega nuestra esperanza en Dios vivo. Una sola cosa te falta: vete, da lo que tienes a los pobres… luego ven y sígueme (Mc. 9, 14-29).

Es necesaria esta mirada amorosa; le es necesario saberse amado eternamente, y haber sido elegido desde la eternidad. No podemos dar lo que no hemos asumido y cargado. Por eso es primordial que nos siéntamos y experiénciemos amados por la gracia de Dios. Desde el caminar en estas tierras de la sierra norte, hay una opción por reconocernos en compañía con Dios Padre Madre de la vida. “A nosotros nos corresponde  la responsabilidad  de lo que un día se convertirá en actualidad junto con nosotros y que ahora es todavía futuro.

La presencia de la ternura amorosa de Dios se expresa en los gestos concretos de nuestro pueblo: el saludo, la palabra, la escucha, la mirada, el lugar, el ofrecer la comida y la bebida, la bendición, el adornar- nos, el festejar –nos, los ritos de perdón, los ritos de permiso, los ritos de gratitud, el trago sagrado, las historias de nuestras fundación, el compartir los frutos y semillas, el abrazo, el invitar a ser parte, el cargar al pueblo, el llevar la palabra, el orar con Dios y por los herman@s, el sacrificar algo para todos. También en los gestos simbólicos: la cruz, la ofrenda, los collares, los bastones de servicio y mando, los nombramientos, la comunión con el pueblo, las ofrendas en los manantiales, las danzas, los sones, el agua bendita, los cantos, los rezos, las reuniones, los acuerdos, los mitos fundentes, las maneras de nombrar a Dios y la Virgen. Desde esta propuesta de vida digna, de donde debemos tomar para acompañar el paso de las generaciones jóvenes, desde nuestra juventud.


Cristo tiene  confianza en los jóvenes  y les confía el futuro de su propia misión: “Vallan y hagan discípulos”; vallan más allá de las fronteras de lo humanamente posible. También los jóvenes tienen  confianza en Cristo: no tienen miedo de arriesgar con él  la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados.( Papa Francisco)

La vocación de vida, que se identifica en cierto modo con el proyecto de vida. Estamos por la vida física y espiritual, por eso es que este proyecto apuesta por los seres vivos. Es entonces que nuestra juventud debe de transparentar la madurez  que en nuestra vida permitirá a cada uno ser siempre  personas de conciencia,  personas de principios, persona que inspiren confianza (Papa Juan Pablo II). Es por eso que las bienaventuranzas nos orientan para poder acompañar a nuestros pueblos y comunidades:


Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los dulces, porque ellos heredan la tierra.
Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, persigan y, mintiendo, digan todo mal contra vosotros por causa mía.

Superarse así mismo, lleva consigo también todo aquello con lo que supera al mundo. Los preceptos de la ley están inscritos en sus corazones, siendo testigo su conciencia. (Juan Pablo II). Por eso es que nuestra apuesta es por las generaciones jóvenes ya que en ellas se ha padecido el descuido el cual debe de ser justamente enmendado, ya que sin esta acción estaremos condenándonos por el pecado de omisión. Conocer la debilidad pero conocer también y sobre todo la dignidad. Es desde nuestra parte más noble, más ética, más clara del amor de Dios por nosotros, que debemos partir para recuperar esta credibilidad ante los discursos desprestigiantes de las estructuras de pecado. El amor de Dios se ha derramado  en vuestros corazones  por virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado.

Palabra compartida a los jóvenes de la comunidad de Tepango de Rodríguez el 19 de marzo, con motivo del retiro juvenil organizado. Con mucho cariño para todos los que caminamos apostando por la juventud de la sierra norte de Puebla.

Bibliografía
Carta Apostólica 58 a Los jóvenes y las jóvenes del mundo: Actas y documentos pontificios, Ed. San Pablo; Juan Pablo Segundo.
Los Santos Evangelios: Ed. San Pablo.
Papa Francisco misionero de misericordia y de paz: 100 frases con ocasión de su visita a México.
Poesía no te salves: Mario Benedetti.





[1] Poema Mario Benedetti.

martes, 12 de enero de 2016

Las tres batallas de Puebla

Nuestros pueblos son los guardianes de nuestra madre tierra, es por eso que nuestras historias deben ser contadas. Tenemos una palabra y por eso debemos de narrarnos.